Hacía mucho mucho que no ofrecía un álbum entero con el post. Un Día Un Disco es mentira, como mucho cuatro o cinco canciones, muchas veces una sola. De todos modos escucháis poco lo que subo -¡vagos, no sabéis lo que os perdeís!-, por qué me voy a molestar, ¿eh? Pero esta mañana redescubrí un viejo disco y me ha hecho ilusión, mucha más que cuando sonaba en casa hace quince años. La música perfecta para un domingo soleado y cálido. Ya, sé que tú lees esto el lunes, pero te propongo una cosa: ¿por qué no haces el idiota como en estos anuncios cutres en los que de repente todos los de una oficina se ponen a bailar en sus mesas? Mola, manda el vídeo.
No me das lastima, Calimero(a). Anastacia sí merece compasión. Pobre mujer. Primero, es hija de un alemán y de una irlandesa y eso, lo quieras o no, es un lastre para toda la vida, una cruz de hormigón armado. Luego con tres años se marchó su padre de casa y ella no supo nunca más de él. Esto me supera, que te separes de tu pareja claro, pero que renuncies a ver a tu hija? Hay que ser miserable. Con trece años se le diagnosticó la enfermedad de Crohn, una afección crónica del intestino de origen desconocido, por la que le tuvieron que quitar más de treinta centímetros de intestino, una operación que la llevó a pasar una larga temporada en silla de ruedas.
Pero espera, la cosa no acaba ahí. Con treinta y cuatro años, sufrió un cáncer de mama, del que salió ilesa. Con treinta y nueve años descubrió que sufría taquicardia supraventricular –a que me sale bien toda esta terminología ¿verdad?-, un trastorno del ritmo cardíaco, y más o menos en la misma época recayó y tuvo que luchar contra un segundo cáncer de mama. Entre tanto se casó con su guardaespaldas, un tal Wayne algo, y para celebrarlo se hizo un tatuaje de color en el cuello, con las iniciales A&W, antes de divorciarse tres años más tarde. Ays, tatuajes…
Claro que con tantas desgracias, se ha volcado desde hace tiempo en actos de caridad, dedicando tiempo y recursos para buenas causas, especialmente con la asociación de lucha contra el cáncer de mama. En 2013 en honor a sus combates y esa energía siempre recobrada, todo un ejemplo para millones de mujeres en el mundo, recibió un título honorífico de la revista GQ en la entrega anual de los premios Men Of The Year, un logro más para una artista acostumbrada a recibir honores y distinciones.
¿Dónde y cómo encontró fuerzas para seguir con su carrera artística? Porque a pesar de esa pésima racha de salud por la que muchos nos hubiéramos rendido, Anastacia publicó seis álbumes en quince años, consiguiendo vender treinta millones de ejemplares de ellos. Si te soy sincero, sólo conozco el primero, con el que lo ganó todo: fama y dinero.
Not That Kind se publicó en 2000, irrumpió de la nada y su estilo soul rock pop, ayudado por su poderosa voz, arrasó en toda Europa y Australia, aunque menos en su país. Se la comparó con Tina Turner y no disfrutó la comparación hasta comprobar de viva voz que la Turner le daba su beneplácito. Es un disco ejemplar en su propósito de ofrecer una música soul pop rock euforizante, tremendamente bien arreglado y producido. Años más tarde Anastacia acunó la palabra Sprock, contracción de los tres géneros y hasta lo registró como marca. ¿No había un tipo llamado así en Star Trek?
La verdad es que tampoco yo la he seguido después de este discazo. Y, estoy de acuerdo en que vale la pena echarse un baile sobre la mesa de trabajo, voy a probar! 😛