Luego te quejarás, pero parece que lees este blog cuando en el fondo no es de tu agrado la música disecada aquí. Algunos dirán maltratada, más que disecada, viendo como mi bisturí parece una sierra oxidada. Cierto, yo no soy cirujano, más bien el temible payaso a lo Stephen King, que te viene a distraer durante la convalecencia. Sin embargo eso necesitas, distracción para volver a la vida. Imagina que al despertar lo primero que escuches fuera Miley Cyrus, por dios, golpe bajo de las autoridades supremas.

Hoy te receto a Dan Deacon. Son viejos ingredientes los suyos, pero su poción y las dosis son únicas. Esta mañana multipliqué las tomas por tres y ahora estoy como un chaval. Ojo, la posología no es la misma según qué canciones escuchas. Te recomiendo no abuses de la primera que adjunto, Crystal Cat. Hay algo de Devo en su propuesta, época Mongoloid y Gut Feeling. Vamos, la mejor. Electro punk estilo 2007, con los dedos metidos en el enchufe.

También te dejo con True Trush, más suavecita, estilo 2012, sacado del disco America. Además de con otras tres canciones, del último disco del artista, Gliss Riffer, que se estrena el próximo día veinticuatro, jatetú si el bueno de Fiouck está al acecho. Ponte Learning To Relax para acelerar tu salida del limbo.

Dan Deacon es DJ y compositor de música electrónica de Baltimore. Nació en 1981 y enseguida se apresuró a promocionar su noveno álbum, el del famoso 24 de este mes. Para que veas si este señor vive muy, pero que muy acelerado. No entiende otra forma de tocar y disfrutar de la música si no es con veinte mil voltios en los dedos. Verle en directo, según los afortunados que han podido presenciar sus shows más locos y desenfrenados que se recuerde en muchos años, es una experiencia única, de la que sales con una sonrisa de oreja a oreja, la camiseta mojada por la baba.

Físicamente se parece a Michael Moore. Misma corpulencia y cara redonda de buena gente. Si uno dedica su energía y talento a denunciar parte de los males de nuestras sociedades, el otro sólo piensa en el goce que provoca una música desprovista de cualquier mensaje o significado. Pulsiones electro, latidos tribales, percusiones brutas y teclados del más allá, los sonidos de Dan Deacon son el mejor anti doto contra el aburrimiento, la pereza, el alma dolorido y la falta de ganas. Gran descubrimiento Fiouck, gracias.