Con tanta movida, se me olvidó celebrar una de las grandes tradiciones idiotas del blog. El jueves fue la entrada #700, y al igual que los anteriores múltiples de cien, debí invitar a algún artista relacionado con Rotten & Co. Lo sé, soy cansino con mis Pistols, sobre todo que cuesta cada vez más encontrar algo de calidad, pero ante tanto caos no es buen momento para saltarse las reglas.
Steve Jones, guitarrista emérito de los Sex Pistols, creyó que algo tenía que ver con el éxito del grupo y la que se armó alrededor cuando explotó en pleno vuelo durante la famosa gira US de 1978. Después del último concierto dado en San Francisco ante 5.000 personas, y después del rodaje de la película The Great Rock’n’Roll Swindle –del que se extrajo la BSO como álbum homónimo-, Steve Jones se unió a Paul Cook –ex batería de la banda- para aprovechar el tirón. Pero sin la genialidad creativa de Johnny Rotten ni el carisma icónico de Sid Vicious, tropezó con la dura realidad: era un mindundis.
Primero montaron Sham Pistols –hay que ver cómo se curraron el nombre-, con Jimmy Pursey, ex Sham 69. Lograron grabar algunos temas –que por lo visto tardaron treinta años en ser editados-, pero por problemas legales y los egos un tanto desmesurados de los ex Pistolas, la aventura sólo duró los dos meses del verano 79.
Luego crearon la banda ficticia The Looters, con Paul Simonon de The Clash, para el rodaje de la película Ladies & Gentlemen The Fabulous Stains, en la que se podía escuchar la primera versión de Join The Professionals. Este tema les sirvió para montar The Professionals en 1980, con Andy Allen, un bajista que se había dado a conocer por tocar en dos de las canciones de los Pistols, Silly Thing y Lonely Boy.
Salió un primer single, Just Another Dream, que bien podían haber llamado Just Another Poo. Se ve que no sabían muy bien qué hacer, si seguir con el estilo Pistols o suavizar el look y el sonido para intentar gustar a los adolescentes. ¿Total? Un desastre. Dos meses después sacaron un nuevo tema, One Two Three, que elevó el listón bastante, gracias a un rock nervioso muy correcto.
A partir de ahí comenzaron los problemas. Despidieron a Allen, por no tener el “look adecuado”. Este, para vengarse, decidió bloquear legalmente la salida del álbum prevista para octubre 1980. Entraron dos nuevos músicos, siendo uno de ellos el ex-roadie de Thin Lizzy. Po vaya, menudo poder magnético que él de Steve Jones. En 1981 grabaron un álbum entero, I Didn’t See It Coming –ni nadie lo vio marcharse-, que esta vez nadie logró impedir que saliera a la venta. Aún así, no se vendió.
Se fueron de gira a los US para intentar reanimar la cosa, pero a los pocos días todos los miembros, menos Steve Jones, sufrieron un gravísimo accidente de coche –eso de tener que conducir de repente a la derecha es matón-. El año siguiente lo volvieron a intentar, pero en aquella época Steve Jones ya estaba enganchado a las drogas y se olvidó de sus compañeros. The Profesionnals, un poco amateurs, desaparecieron allí, dejando un único álbum de rock digno aunque nada del otro mundo.
Venga, ya sabes, sube el volumen, luego zumito y a misa.