Perfume Genius, o cómo Mike Hadreas logró recomponer una vida hecha pedazos y reivindicar orgullosamente su homosexualidad. Una carrera llena de obstáculos que casi acaba con su vida en más de una ocasión y que le lleva a rendir cuentas –a menudo con él mismo- en discos hermosos pero sombríos, angustiados, muy especiales.

Desde pequeño supo que lo suyo eran los chicos, una inclinación sexual que le valió ser aislado, ninguneado e insultado, incluso molido a palos por el valiente equipo de fútbol del colegio. También se enteró pronto de que su madre había sido abusada por su abuelo. Un entorno luctuoso que le llevó a desarrollar una adición al porno, tendencia Zentai –el cuerpo 100% cubierto de tela como una segunda piel-, al alcohol y las drogas.

Dejó sus estudios en Seattle después de conocer por internet a un chico de Nueva York. Para él la gran manzana se reveló estar bastante podrida y llena de gusanos; allí se hundió en todo tipo de excesos. Después de tres años rozando la muerte en más de una ocasión, se volvió a la costa oeste, se estableció en casa de su madre, también alcohólica –¡quien no con un padre así!-, se metió en una cura de desintoxicación y empezó a frecuentar las reuniones de Alcohólicos Anónimos, en las que conoció a quien es hoy su pareja sentimental y segundo músico del combo Perfume Genius.

La primera canción que escribió Mike Hadreas, Mr Peterson, habla de un profesor de una universidad que se tira desde lo alto del tejado después de salir a la luz pública su relación con un alumno adolescente. En varias ocasiones, el músico dejó entrever que la historia era autobiográfica. Este chico no es precisamente la alegría de la huerta.

Publicó primero dos álbumes, Learning (2010) y Put Your Back N 2 To It (2012) en las que trató de exorcizar sus demonios, con melodías oscuras, a menudo minimalistas. El año pasado se lanzó el tercero, Too Bright, de la mano de Adrian Uttey, de Portishead. Menos victimismo, más eléctrico, pero igual de inquietante e incluso pertubador. A veces litúrgico, otras próximo a los ritmos entrecortados de Suicide, Too Bright es un disco brillante, nada fácil, pero muy bonito.