Hoy, es decir ayer, ando con unas ganas de escribir una entrada para el blog parecidas a las de colgarme por los testículos encima de una cloaca repleta de enormes cucarachas ansiosas por probar carne de Calimero. Para que veas si pasaría de largo, si pudiera. Pero no puedo, dije que a 1.000 llegaría, así que a 1.000 llegaré. Mama, quiero mi mamaaaaaa.

Además en estos casos no me inspira nada ni nadie. Los Sex Pistols podrían sacar un nuevo álbum que ni lo escucharía. Al diablo el rock’n’roll, de todos modos si ha muerto, qué más da. Y uno de los asesinos más notorio sigue en libertad, con esa sonrisa sarcástica merecedora de un par de soplamocos -con el pie-. Yo me hice una camiseta para denunciarle, Fuck David Guetta, pero nadie se inmuta. Pensé en ponérmelo de noche como espanta mosquito, pero tienen genes ibicencos, se ceban conmigo.

Así que saqué mi chuleta, donde suelo apuntar nombres de artistas y grupos para los días de musas calladitas y resacosas. Ahí tenía a Rachid Taha, Frederic Chopin, AC/DC, Spin Doctors, Avril Lavigne, The Frenchies, Jad Wio, Zola Jesus, The Chordettes, Fallulah, Jem, Don Deacon, Mr Crazy, Natasha Kmeto, Chuck Prophet, Nicole Henry, Wagner, The Cult, Fka, The number Ones, Guns n’Roses, The Damned, Laetitia Sheriff, Autos Detroit, Peter Kingsberry, Plastique Noir, Mazzy Star, Death In June, Disclosure, Curtis Harding, Courtney Barnett y The Fall. ¿Total? Cero patato.

Mucho material para inventar historias hortícolas tontas, pensaba el Tomate. En vano. Incluso pensé -¡sacrilegio!- en utilizar parte del saco Premium, donde los grupos que me guardo para el final –ays no cuentes mucho Fiouck, que tus lectores son capaces de desaparecer hasta la entrada #990-. Al final me conecté a una de mis fuentes habituales, y como casi siempre, di a la primera con un artista desconocido que me llamó mucho la atención.

Koudlam. Wow, vaya vaya vaya. Créeme que no lo hice a posta, pero es francés. Nació en Abidjan, Costa de Marfil, hace treinta y cinco años y hoy, este personaje loco por la creación multimedia, mitad cineasta mitad músico, vive entre París y México. Difícil resumir a qué se dedica. Si la música prima sobre el vídeo o al revés. En Francia pocos le conocen y no parece preocuparle mucho.

Del lado de la música, es brillante y creativo. Techno pop electro beat original, llena de mil sonidos olvidados. Canta poco, deja hablar sus teclados. De lado del vídeo, es brillante y creativo. Ya ya, esa era fácil, pero es que es así. Es un artista contemporáneo en su máxima expresión; es decir, suena a lo que se podrá escuchar mañana. Y para colmo, le “gusta” la violencia y los comportamientos excesivos del ser humano.

Se dio a “conocer” subiendo a youtube hace poquitos años tres temas en los que una música oscura –aunque con mucho ritmo- acompañaba vídeos donde se respira la casi ausencia de esperanza para el genero humano. Batalla campal entre hooligans rusos –See You All-, alemanes borrachos perdidos –Alcoholic’s Hymn-, inglés tarado –The New Order-, Koudlam se daba un pequeño tour por Europa, enseñando lo peor de nuestras facetas. Y no le faltaba razón.

Hoy vuelve con un nuevo disco, Benidorm Dream, del que sólo he conseguido dos temas para subir. Me tiene fascinado el primero, Stoned. El vídeo es particularmente indescriptible. Bizarro, loco, cuerpos desnudos, flácidos, pintados. ¿Cuál es el propósito? Ni idea, sabrá él. El resultado es indudablemente brillante y original. Otro descubrimiento, para el Nexus 5.