Parece ser que la semana que viene tendré que escribir los posts con manoplas y el gorro del atleti bajado hasta la cintura. Puaj. El frio es como las bayas, hierbas, cortezas y demás tonterías vegetales que se le echa al gin tonic: I N U T I L. Juro por dios Elvis que si un día me toca el euromillón me largo de aquí para despatarrarme en una playa donde no se baje nunca de los 28 grados los 365 días del año. Una de esas playas paradisiacas a kilómetros del pueblo más cercano. Así podría poner Rich Aucoin a tope para celebrar el sol.
Todos los días, en el alba, después de engullir medio litro de zumo de mango –en botella, que el mango crece en un árbol muy alto y no es plan romperse el cuello cuando uno tiene el euro millón en el banco-, encendería el equipo de música, pondría Ephemeral en el lector de CD -a los vinilos no les gusta la arena- y mandaría Yelling In Sleep a los ocho bafles repartidos por MI playa. 10.000 decibelios de alegría trepidante. Luego volvería a mi hamaca y pensaría en ti, tratando de recordar qué es eso de currar y pasar frio. Ooooooh.
Ephemeral es el segundo disco de Rich Aucoin –hay que ver los nombres que se ponen los hijos del arce-, este canadiense criado con los álbumes de Arcade Fire. Su wiki no pone la edad que tiene, pero no llegará a treinta años. Es un tipo rarillo pero se le toma cariño a la primera. No sólo por la música que crea, sino por cómo la toca y todo lo que se inventa y monta alrededor.
En 2007 publicó su primer EP, que dio a conocer por todo el país de los renos en una gira que recorrió en bicicleta, aprovechando la simpatía que despertaba para recaudar dinero para la lucha contra el cáncer infantil. Nada más terminar, se fue nuevamente de gira con la banda de su hermano Paul, Hylozoists. Durante este segundo tour, corrió maratones parciales en casi cada etapa, destinando el dinero colectado a la asociación canadiense de lucha contra el cáncer.
También la aprovechó para recoger sonidos y melodías de más de 500 músicos que quisieron aportar y colaborar. Ensambló cientos de piezas y los incorporó a los diez temas que se publicaron en 2011 en su primer álbum, We’re All Dying To Live, consiguiendo alcanzar una música pop épica envidiable.
En sus conciertos, siempre se inventa actuaciones que encantan al público. Como aquella vez que sacó una tabla de surf, se subió a ella y le pidió al público que la paseara por toda la sala, mientras seguía cantando como si nada. Es una constante en sus shows, la gente termina saliendo con la sonrisa de oreja a oreja.
Ephemeral tiene pocas semanas. Íntegramente inspirado en El Principito, ofrece once canciones que exploran lo efímero y la absurdez de nuestras vidas, la búsqueda del poder y del saber, la soledad y las relaciones. Mensajes sencillos para almas de niños grandes, música alegre y euforizante para oídos anti aguafiestas.
Empieza por Yelling In Sleep, te va a poner de buen humor. Yo vuelvo a la hamaca.
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