Hay una tendencia clara en este blog en cuanto a las visitas: el sábado no hay quien os saque de la cama, pedazo de vagos, u os separe de la aspiradora. Y si no, cómo explicar que se lea el post la mitad de veces de otros días, ¿eh? No se puede achacar al artista de turno, el sábado pasado le tocó a Roy Orbison y su súper bonita y alegre Pretty Woman, aún así aquello se parecía al Desierto de los Tártaros. Pues nada, dedicaré el espacio del sábado a propuestas musicales imposibles, como la de Scott Walker.

“Cuando no tengo nada que decir, no digo nada”. Es con esta filosofía llena de sabiduría –ojala la aplicasen nuestras elites políticas, sociales y culturales- que Scott Walker trata de explicar por qué apenas se le ve en los medios para contar su vida y sus discos. Para la salida de su último trabajo en colaboración con Sunn O))) –sí, se escribe así, ahora hablaremos de ellos, tela-, llamado Soused –una de las posibles traducciones sería “¡vaya merluza!, esto se está desmadrando-, Scott Walker sólo invitó a tres medios en el mundo. Por suerte uno de ellos es una de mis fuentes habituales, cómo mola cuando me lo ponen fácil.

Scott Walker tiene 71 años, de los que cincuenta dedicados a la música. Este yankee afincado en Londres desde principios de los 60 empezó cantando con el trio The Walker Brothers. Desde el principio puso claro que no pensaba hacer las cosas como nadie, es decir mientras la British Invasion hacía estragos en los US, él hacía todo lo contrario, invadiendo el Reino Unido con su pop moderna. Después de dos #1 en los charts ingleses, con Make It Easy On Yourself y The Sun Ain’t Gonna Shine, Scott Walker decidió que el business alrededor de la música le restaba creatividad y se apartó del camino fácil.

Entre 1967 y hasta hace menos de un mes, publicó trece álbumes de estudio. Cómo diría… no muy convencionales, que digamos. Scott Walker es un rompe cabezas –en todos los sentidos de la palabra, juas qué bueno Fiouck, lo que me quiero-. Una especie de Cubo Rubik con número de cubitos diferente según las caras. Vamos, algo imposible de resolver.

En sus primeros años en solitario, era un incondicional de Jacques Brel. ¡Un yankee viviendo en Londres y escuchando Jacques Brel! En su primer disco de 1967, Scott, hasta versionó tres canciones del maestro belga de la Chanson Française: Mathilde, La Mort (My Death) y Amsterdam. Pero luego y poco a poco, abandonó la idea de que la música está basada esencialmente en melodías y musicalidad. Sus discos se volvieron cada vez menos penetrables, a medida que iba ganando fans de los buenos. Bowie, Pulp o Neil Hannon –mi querido Neil, de The Divine Comedy– no dudan en reconocer en Scott Walker un modelo.

Para su último trabajo, Soused, se ha asociado a Sunn O))) para sacar un disco, buf vaya, complicado, por decir algo. ¿Quién es Sunn O)))? Fiouckipedia al aparato: una de las bandas que abandera el Drone Doom. ¿WTF es el drone doom? Fiouckipedia al rescate: un género musical basado en uno de los fundamentos de la música india, en la que varias cuerdas (por ejemplo) vibran siempre tocando la misma nota. Aplicado al Metal, el Drone Doom consiste en canciones muy extensas con notas largas que terminan creando ambientes distintos.

Claro, esto supone escucharlo muy alto para pillarlo bien. Cuando irrumpieron en el estudio en Londres, Sunn O))) llegó con tal cantidad de amplificadores añadidos, que no cabían. El primer día de grabación, al llegar al lugar, Scott Walker se encontró al ingeniero de sonido en la escalera, exhausto, cara lívida, como en estas películas de guerra en las que el valiente soldado se muere en los brazos de su sargento. Sólo espetó un “esto es monstruoso, he de ir a ver a los vecinos de enfrente, se están quejando, nunca había pasado”. El propio cantante tuvo que admitirlo: “Aquello no era humanamente aguantable, tuvimos que trabajar con tapones”.

Ays Scotty Scotty… Venga, te dejo con cuatro canciones, las tres versiones de Brel y uno de los temas de Soused. No he buscado más, dudo que los reclames.