Al Stewart – The Year Of The Fucking Cat

Hace poco, me/te proponía no convertir este blog en crónica social del país, ya que no es su propósito; aquí hablamos de música y, cuando me aburro, del bueno de John Lydon o de la boba de Lady Gaga, cosa que es mucho más divertido. Pero me curé en salud… estipulé “del país”, refiriéndome a España. Por lo tanto, nada me impide vociferar acerca de la crónica social de otro país, aunque sea vecino. Qué bien, hay que ver lo bien que redacto las normas del blog, I am the milk.

Hoy voy a hablar poco -por lo menos de música-. Podría extenderme, ya que el asunto da para millones de líneas, posts, artículos, fascículos, libros, sagas, adaptaciones al cine, serie TV, case study en la universidad y sobre todo, enseñanza obligatoria en la escuela. Cuando los alumnos son muy pequeñitos. Para que aprendan, como esponjas que son cuando tienen poca edad. Así, con un poco de suerte, de mayor no olvidan portarse como hombres.

En mayo de este año, tres jóvenes franceses, al volver de fiesta ebrios, se cruzaron con un gato en un parque público de su pueblo de las Ardenas. Lo cogieron y… se ensañaron con el pobre animal, golpeándolo hasta romperle las piernas y la columna. El pequeño felino murió poco después.

Las palabras faltan para calificar a semejante barbaridad. Que a nadie le quepa la menor duda de que jamás se me ocurriría ni justificar ni explicar ni entender ni atenuar lo repulsivo de tales hechos.

La escena fue captada por la cámara de una testigo, que colgó el vídeo en Facebook. La grabación permitió a la policía dar con los responsables. Les arrestaron, instruyeron la causa, les juzgaron y les condenaron a duras y merecidas penas de cárcel. Hasta seis meses firmes para el peor de los tres energúmenos. La pena más alta a la que uno se pueda enfrentar por estos hechos.

Pero lo “peor” viene después. El vídeo hizo el buzz en las redes sociales. De pronto la identidad de los tres tipos se hizo pública, y a partir de ahí fueron el blanco de la ira irracional de la vindicta popular. Recibieron durante meses insultos y amenazas de muerte, de parte de gente “normal” como tú y… yo no. Rectifico, si lees este blog, es que tú tampoco.

Durante meses, no pasó un minuto sin que el cabecilla recibiera su lote de heces virtuales y demás bilis irracional –lamento la reiteracióon, es que no me sale otra forma de decirlo-. Ayer, este joven de 24 años, autor de una vileza sin nombre, se ahorcó.

Se ahorcó.

Me dan un asco sin límite todas estas personas que se abalanzan sobre el prójimo desde su pantalla de ordenador, tan pancho, anónimo, haciendo suyo los códigos civil y penal para reescribirlos a su manera, rezando para que se restablezca la pena de muerte.

Anda que no hay delitos peores, robos y malversaciones, mentiras y engaños masivos, contra los que bajar a la calle, a cara descubierta, pidiendo justicia. Ayer, y aunque ambas fechorías no tengan nada que ver una con otra, Blesa y Rato comparecieron ante la justicia por la gran farsa de las tarjetas de Bankia. A su llegada a los juzgados, se encontraron con no más de cien personas aguardando el sitio para abuchearles, con toda la razón del mundo. Toda. Y yo, ante ellos, me quito el sombrero.

Pero el cabecilla de los tres Torquemada borrachos tuvo enfrente a un jurado popular formado por decenas de miles de anónimos sentados tan cómodamente detrás de su ordenador, que día tras día, sin nunca deliberar ni reflexionar, le condenaron a una muerte abyecta. Que les den.

the year of the cat

[Y como de un blog de música se trata, para rematar la faena, te dejo con la peor canción sobre gatos que se haya escrito nunca –sé que diciendo esto voy a perder más lectores aún-, The Year of the Cat, de Al stewart].

 

 

 

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