No he leído, ni pienso leer, Las Cincuenta Sombras de Grey. Sea cual sea la relación que uno tiene con el sexo, adentrarse en este libro es hacerle un flaco favor al asunto. En cuanto a hablar de literatura al referirse a esta saga, ya me chirría. Si la cosa es el morbo o alguna intención –sana- de renovar armario, léase ropa, objetos, posiciones, lugares, palabras, olores, texturas –¿se me escapa algo?-, pues nada mejor que una buena película porno, y al grano. O literatura erótica de verdad, como Las Once Mil Vergas, de Guillaume Apollinaire. No dudo ni un segundo que E. L. James –la autora de los libros que parece de obligado cumplimiento leer, siendo mujer, al cumplir algunas décadas- se hubiera ruborizado leyendo a este gran poeta francés. Que sí, se puede ser poeta, y escribir la obra literaria erótico porno salvaje más escandalosa de los últimos tres milenios.
A lo que iba, yo leí Las Once Mil Vergas de adolescente –no me preguntes qué hacía este libro en casa, como lo leí a escondidas, nunca pregunté por su origen, pueden ser unas cuantas personas-, y desde entonces, no me fio nada de los que escriben historias de sexo. Siempre, siempre, siempre, se quedará a las puertas de la realidad. Así que, cuando me encontré con las canciones de Sexy Sushi, combo de electro-clash franchute, mi primera reacción fue de rechazo, en plan “puaj, a compensar la mediocridad de la propuesta musical con letra provocadora”.
Mi segunda reacción fue menos tajante. La música no suena tan mal en el fondo, parece un revival new wave de los 80’s, electro pop suave con toques modernos muy ochenteros. Luego me di cuenta de que el dúo se había conocido en mi ciudad natal, Nantes, y esto sí que no deja de ser un notición. En 584 posts, sólo se ha merecido figurar aquí un único grupo de Nantes, French Cowboy, genial y genuinamente rock’n’roll, como a Fiouck le encanta –si te gusta este blog y coincides en la música de la que se habla, de verdad, escucha la canción que proponía el ocho de septiembre de 2013, hace prácticamente un año, posiblemente una de las publicadas aquí que más me gusta-.
Y ya a la tercera la vencida. No nos engañemos, Sexy Sushi no está para revolucionar nada. Cuando desaparezcan –tomar nota de que ya van diez álbumes, siendo el primero de 2004-, la música pop rock seguirá su camino, sin hipo ni estornudo. Tal vez sorbiéndose los mocos, como si una repentina corriente de aire fresco se hubiera introducido en la cama del rock’n’roll. Es cierto que no se cortan ni un pelo. Que no les importa mucho la prosa. Ni quedar bien. Con una pizca de ordinariez. Sólo les preocupa cantar las cosas con las que sueña su público inconscientemente. Aquí nada de posición del misionario. Sólo valen los años internet, con todo lo que conlleva de porno gratis a la vuelta de la esquina –ratón-. Actos lésbicos con mujeres policías –Sex Appeal-, dominación siendo Ministra de gobierno –A bien regarder, Rachida, en honor a la ex Ministra de Sarkozy-, sangre –y pocas lagrimas- en A Genoux. En fin, entiendo que en alguna canción algo de amor habrá. Pero poco, se ve que no es lo suyo.
Venga, estamos a sábado, día de la logística casera. O… y si lo importante era precisamente quedarse en la cama, que la nevera puede esperar…
Un buen post, no puedo decir lo mismo del grupo… 😛
Tendrá su público, porque diez álbumes ya va más allá del «amor al arte»