Me han dicho varias personas que mi post de ayer olía a pereza total, como que no muy digna. Que a ver si levantamos cabeza, Fiouckiño. Pues vamos mal. Si ayer fue pereza, hoy es apatía. Peor, se trata de un caso flagrante de astenia otoñal. Odio cuando el verano da las primeras señales de flaqueación, o flaqueamiento, o flaqueismo, como se diga. Unos dirán que de qué hablo, que en Islandia para sentir los efectos de tener 33 grados, se tienen que quemar las botas en las laderas de un volcán con nombre impronunciable. Yaaaaa. Pero se le ve, el verano quiere tirar la toalla y pasar el relevo. ¡¡Si anoche he tenido que taparme con las sábanas!! This is the end, entiéndeme, el muy cabrón me va a dejar tirado.
Así que vete tú a hablar de música cuando suena a rebato a lo lejos. Y ya hablé hace tiempo del réquiem más bonito, el de Fauré. Así que… ¿quién? Invito a un Seagram con schweppes a quien me de una idea. Algo que me saque de mi sopor, algo así como una tobita en la nariz. Esto duele y joroba que no veas. Pensaba hablar de un franchute exiliado en EEUU. Se llama Moodoid. Humoroid en español –jaaaaaaa, esto dolerá más que una tobita-. Pero, ¿despertará tu interés? El mío sí desde luego.
El músico al frente de este proyecto musical es un soñador, dice él. Mal empezamos, ¿verdad? Pero un soñador que padecería somniloquía de un estilo particular, como si aprovechara sus fases de sueño para componer, cantar, escribir y tocar. Pablo Padovani –así se llama el susodicho emigrante- es hijo de uno de los más afamados jazzmen francés, Jean Marc Padovani. Normalmente, con un apellido corso y un padre dándole a LA música jazz, cualquiera se hubiera dedicado a criar jabalíes en los montes de la isla de la belleza, pero a veces montas un circo y se te crecen los enanos. Pablo lleva ya años convirtiéndose poco a poco en el nombre que suena en el panorama musical galo y sin pedir permiso.
Está en todo muchas aventuras, sin hacer demasiado ruido –cosa que es de agradecer- . Realizó videoclips soñadores y coloridos para algunas bandas punteras del país vecino –ojo con la palabra puntera, no es oro todo lo que reluce-, participó en bastantes aventuras musicales, de estas que no conoces –hablo por mi- pero que parecen guay sólo por ver en qué medios salen, se fue a Nueva York para seguir con su particular curriculum, y acabó lanzándose él solito con Moodoid, un proyecto muy personal, que cuando él lo define te entran ganas de soltarle de verdad esta tobita, por el tono un pelin pretencioso.
Pero luego está el resultado y no valen excusas. Me quito el sombrero porque normalmente cuando se utilizan frases como “quería hacer algo radicalmente diferente”, o “me aburre la música actual”, o “no quiero atenerme a las reglas de la pop actual”, lo primero en lo que piensas es “por dios, ¿sigue habiendo de estos?”. Pero Pablo Padovani tiene un pasaporte especial, el talento. Su primer álbum, Le Monde Möö, rebosa calidad, variedad, creatividad. Aparenta caos psicodélico cuando en el fondo hay una gran coherencia en la propuesta. Creo –creo- que es un disco que va a durar. El mejor síntoma es que no te chifla a la primera, requiere bastantes escuchas. Je Suis La Montagne –soy la montaña- me tiene ya atrapado. Es brillante porque completamente inesperado y original. Y De Folie Pure va por el mismo camino. Y La Chanson du Ciel de Diamants más de lo mismo. Me he comprado el disco, para que veas.
1) Flaqueza
2) Death Grips – The Money Store, Butcher Boy – Profit In Your Poetry, The Clientele – Suburban Light
3) Je Suis La Montagne no está nada mal. Aunque he de reconocer que lo cuidadísimo de su imagen me tira un poco para atrás…
1) gracias hijo, además creo recordar que ya me corregiste una vez con este mismo tema. o algo del estilo.
2) se me olvidó precisar que es un seagram por propuesta, que puede ser múltiple. Así que te debo un Seagram, no seis, listillo:-)
3) sí, al principio el chico enerva un poco, pero al final te dejas atrapar. A mi al final me gusta mucho
¿Te enerva, eh? 😉
Si te refieres al chico, pues sí, su pose es un pelín irritante.
Si te refieres a los Seagram. no tengo inconveniente en invitarte a los seis, pero lo más probable es que te caigas antes:-)
En realidad, me refería a la utilización del verbo ‘Enervar’ jejeje.
La primera escucha me gustó. Las voces de La chanson du ciel de diamants me encantaron.
Ahora toca mi réquiem particular a Gustavo Cerati y a escuchar en bucle los 11 episodios sinfónicos. Gracias totales Gustavo. Nos vemos en la ciudad de la furia, Cuando pase el temblor 😹
Lamento mucho la pérdida de este músico. Como bien sabes apenas sé de él, pero ayer ya me advirtieron varias personas de su fallecimiento, por lo que deduzco que cuenta mucho en el patrimonio rock en español.
Así que me esperaré a dedicarle una entrada, porque a mi me gusta la guasa, ya sabes…