Fiouck’s Summer Series #14.
La Torre Eiffel / La Torre Montparnasse / La soga o el gas / Este es un problema / Ho ho ho ho hoo en el que pienso / Un asesinato / Haría de mis últimos pasos algo útil / En mi vida / No he producido nada / Ni escrito nada / Ni hecho nada importante / Ho ho ho ho hoo se acabó / De todos modos / Nunca había pensado realmente en ello / No le he traído nada a la humanidad / He preferido desaparecer
Les Fils de Joie –variante pseudo intelectual post pubertad de la expresión Filles de Joie, o lo que es lo mismo, prostitutas-, decidieron que el verano 1982 sería su último. Por lo menos en intenciones, porque lo acabo de comprobar, en agosto de 2014 todos sus integrantes viven felizmente. Ays juventud, promesas y luego nada.
Esta canción, Adieu Paris, es un fenómeno. Cuando se estrenó, no sólo cautivó a todos los que intentábamos escuchar otra cosa que las radios comerciales, sino que se convirtió en seguida en el himno new wave post punk de los veinteañeros desengañados. Qué cretinos somos a esta edad. Pocos motivos teníamos para estar desengañados ni aspirar a desaparecer. Todo iba como sobre ruedas, los US a la izda, la URSS a la dcha –por lo menos en el mapa-, y nosotros en el medio, tan panchos. Con los conflictos habituales –Israel vs Palestina-, pero tan lejooooos.
Les Fils de Joie eran de Toulouse. Cuatro o cinco amigos que se juntan para formar un grupo de música, allá por el 78, la historia mil veces repetida. El que apenas supieran tocar tampoco era un problema. Como decía Olivier, el cantante, la irrupción de la música punk rock abría las puertas a todos los que no habían hecho diez años de solfeo. ¿El modelo a seguir? The Ramones. De ahí que los miembros del grupo se llamaban todos De Joie. Olivier, Christophe, Alain, Daniel, Dorian De Joie. Durante un par de años cultivaron el look y una actitud punk –esto me suena un poquito-, pero pronto se rindieron a la evidencia: las camisetas desgarradas con manchas de dudoso origen y el imperdible en la nariz era como decirle a las chicas “huye mientras puedas”. Cosa que hacían todas, vamos, no pillaban cacho. Así que dejaron la sotana con No Future en la espalda, lo suavizaron todo, look y música, e iniciaron una nueva etapa, más new wave.
En 1982, después de haber tocado en numerosos conciertos que sumaban la friolera de decenas de espectadores, decidieron entrar en un estudio y grabar un primer 45t. Dieron en el clavo a la primera. Adieu París les supuso un reconocimiento inmediato, y aunque no vendieron millones de copias, grabaron su nombre en el monumento al rock galo, sección grupos de culto, en letras doradas chorreadas.
Treinta y dos años después, la canto de memoria con el mismo placer. No envejece. Es culto culto cultísimo. La pones en una reunión de franchutes y a los dos segundos todos los que tienen más de 45 años la están tarareando con una sonrisa idiota.
Adieu París. Buenos días Picos de Europa. Síííííí, me piro algunos días, pero no temas, tu ración diaria de Fiouck’s Summer Series está enlatada. Eso sí, ojo al abrir la lata, muchas han estado al sol durante meses…
Merci Fiouck! La alusión a los de más de 45 no mola tanto, pero… Qué recuerdos!
Ay Mémère, no sabía que ibas para abuela ya!