Jonathan Fleming – Stevie Wonder – I’m Free

Veinticinco años. 9.131 días, contando los años bisiestos. 219.000 horas. Un tiempo suficiente como para leer este corto post más de seis millones y medio de veces. Anteayer, Jonathan Fleming, 51 años, nativo de Orlando en Florida, dejó de sumar días a los más de 9.000 que pasó en la cárcel por un crimen que nunca cometió.

Los errores judiciales han llevado a más de uno a estas situaciones de tortura perpetua, e incluso a algunos a probar la silla eléctrica o un cocktail de tiopentato de sodio, bromuro de pancuronio y cloruro de potasio. A mi me revuelven el estómago estos casos de vidas aniquiladas y reducidas a sólo sufrimiento. ¿A qué llamamos error judicial? Jonathan Fleming estaba en Orlando cuando murió la víctima en Nueva York. Desde el principio una ex novia habló de una llamada de teléfono que le hizo aquella noche a Fleming, llamada que la factura telefónica corroboraba. Desde el principio una nota de hotel demostraba a qué hora éste la había abonado. Estaba todo en el dosier de la defensa, pero el procurador se negó a darles crédito. Buscaba a un culpable y lo encontró en la persona de Jonathan Fleming, con el que se ensañó, enumerando cada uno de los 53 vuelos que podía haber cogido desde Florida para llegar a Nueva York a tiempo y cometer el crimen a la hora en la que se cometió.

Y la justicia le dio la razón al procurador, blanco, y mandó a Fleming, negro, a la cárcel, condenándole a perpetuidad. Hace veinticinco años de ello. Ni quiero ni puedo imaginar a qué velocidad pasaron estos años para él. Sí lo sé para el procurador, puesto que es más o menos la misma que para mi. Fleming ingresó en su celda con 26 años, ahora tiene 51. He visto imágenes de su salida del tribunal que le declaró inocente con un poquito de retraso. Es un hombre roto, envejecido de forma prematura. No parecía ni rencoroso ni con ganas de ir a romperle las piernas al procurador. Ahora, sólo cabe esperar que este último viva el resto de sus días con un peso enorme encima, él de la vergüenza, él del error imposible de compensar ni de asumir. Venga Procurador, un poco de dignidad, péguese un tiro.

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Me gustaría ir a ver a Jonathan Fleming. Le recogería en su casa, sobre las 19h. Iríamos a un bar, una terraza tranquila con el sol a punto de tirar la toalla. Hablaríamos del Atletico, no dudo un segundo de su condición de colchonero, por ello de nunca renunciar y creer en sí mismo. Entre risas contenidas, daríamos notas a las chicas que pasarían delante. Nos beberíamos un par de cañas, en silencio. Le llevaría de vuelta a su casa, nos daríamos un apretón de manos, tal vez un ligero abrazo, con cierto pudor. Pero va a ser que no, no puedo disculparme en nombre de todos los que le metieron en este pozo sin luz durante cuarto siglo. Así que hoy le dedicaré una canción a Jonathan Fleming. Una de mis preferidas. Una oda a la libertad, interpretada por uno de los pocos artistas que la puede cantar sin avergonzarse, con la cabeza bien alta. I’m Free, de Stevie Wonder.

Como siempre, tú haz lo que creas conveniente con las canciones que dejo para la escucha, pero hoy creo que hay un señor que se merece que la escuches entera.

 

 

 

1 comentario en “Jonathan Fleming – Stevie Wonder – I’m Free

  1. Un error no puede ser un error si es intencionado…y este caso lo fue claramente.
    ¿No pensarás que sería un perfecto «indio» – «atlético» por su condición de paciente sufridor, verdad? ¡Ja! Un curioso paralelismo de cómo se puede salir del infierno (como los atléticos) y subir hasta el podium de los vencedores (libertad vs ganadores). 😉

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