La de cosas que pasan en el mundo, desapercibidas muchas de ellas, a pesar de la trascendencia para los que las viven. Menos mal que Fiouck TV está aquí para relatártelas. Resulta que hace poco –cosa de dos meses-, Irán protestó oficialmente ante la UNESCO porque a este organismo le dio por incluir el Chogán de Azerbaiyán en la lista del patrimonio cultural inmaterial mundial. Claro, tú tan indignado como yo, verdad? ¿Cómo? Cómo han podido tropezar tanto con la historia del Chogán. En fin… Ah, que no sabes lo que es el chogán? Po vaya con la audiencia que tengo. El chogán es el antepasado del polo, aparecido en Persia en el signo VI a. C. –C por… Chopin? Cure?-. De ahí que los iraníes no estén nada contentos de que se sitúe en Azerbaiyán. Es que en esta ex república soviética –próxima en la lista expansionista de Putin?- es como el fútbol aquí. Sagrado. El deporte de los hombres. Las chicas, ellas, tocan el piano. Como Aziza Mustafa Zadeh.
Otra que no conoces, ¿verdad? Descuida, yo tampoco hasta ayer. Ella es azerí, nacida en Bakú en 1969, en el seno de una familia musical. Su padre, Vagif Mustafa Zadeh, fue pionero en fusionar el jazz occidental con el Mugam, una de las músicas tradicionales azeríes, con parentesco con el radif persa –ojo con qué decisión toma la Unesco-. Su madre, Eliza Mustafazade, había recibido una educación clásica de cantante de ópera en Georgia. Con semejantes progenitores, no es de extrañar que Aziza fuera una de estas niñas prodigio. Con tres años ya tocaba el piano y cantaba con un talento pasmoso. Acompañó a su padre en el escenario desde muy joven, hasta que un día le vio morir durante una actuación con tan solo 39 años. Su madre decidió entonces dejar su propia carrera para ocuparse de la de su hija.
Apasionada por el piano de los grandes –Chopin, Rajmáninov– también se dejó seducir pronto por el de Keith Jarrett. Le iba muy bien eso de la improvisación con la que se le conoce al pianista americano –ver este post-, ya que una de las particularidades del Mugam es que muchas veces se toca improvisando. Con dieciocho años, termina tercera en el certamen Thelonious Monk International Jazz, en Washington. Aquel día, interpreta algunas piezas de Monk añadiendo elementos de Mugam. En esta misma época -1988- madre e hija se establecen definitivamente en Maguncia, Alemania, desde donde empezó a componer y sacar discos.
El primero de ellos fue en 1991. Un álbum homónimo en el que seguía con el legado de su padre, mezclando el jazz más jazz con sonidos azeries, e inspirándose en Chick Correa y Keith Jarrett. Su virtuosismo al piano, la sutil alianza de raíces azeries con la música clásica y el jazz, hicieron que se vendieron 700 mil copias del disco. Para un primer opus, en un género cuyas ventas suelen ser marginales, todo un logro. Prosiguió en 1994 con el disco Always, por el que se le concedió varios premios, como el Echo Prize de Sony y el Phono Academy Award, la más alta distinción musical en Alemania. Luego siguieron otros siete discos de estudio más, entre otros Jaziza, publicado en 1997, del que se vendieron 2 millones de ejemplares, especialmente en Norte América. En 2007, la guapa Aziza volvió a su tierra natal para participar en el Bakú Jazz Festival, donde se la recibió con todos los honores.
Escucha estos cuatro temas de su segundo álbum, Always. Es súper bonito. Luego escribes a la Unesco anda sé bueno.