Me gustan las carreras fallidas. Estas que apuntan alto en sus inicios pero terminan a ras de suelo, por no decir dos metros bajo tierra, sin que nadie se inmute ni vierta una lagrimilla. Tenía ese 45t “Heart and Soul” en mi colección de discos rescatados de mi época en la radio, y al verlo esta mañana –cosa que suelo hacer antes de mandar el blog a la porra- dije, “jatetu, T’Pau ¿qué habrá sido de esta banda?” Juas.

De todos modos bautizar un grupo tomando prestado el nombre de una de las protagonistas más repelus de Star Treck no invitaba al fiestuki perpetuo. T’Pau es el arquetipo de las bandas ochenteras, en su acepción sosa. Tuvieron suerte de que en aquella época salía cien veces menos discos que hoy, de lo contrario no llegaban hasta los programadores de radio.

¿A qué se reconoce la música ochentera sosa? A que cuando la canción empieza a desinflarse, a perder fuelle, hop, se contrata a un saxofonista de estudio a 25 dólares la hora, se graba treinta segundos de saxófono de supermercado y se le insufla oxígeno al tema. En la segunda mitad de los ochenta, se abusó de esta artimaña hasta la saciedad. Porque no fallaba, siempre había alguna chiquilla soñadora para soltar “oooh escucha Tomate cretino, saxo, qué bonito”, y hop, el disco entraba en las listas de venta.

T’Pau esperó a su segundo hit para utilizar el truco. Supongo que se darían cuenta de que sólo con su talento no iban a ir muy lejos. El primer single, Heart And Soul, sólo funcionó comercialmente gracias a la marca Pepe Jeans, que la utilizó en una campaña en tele en los US, en 1987. Antes de esto, en su país de origen, UK, se les había ignorado por completo.

El efecto boomerang funcionó a pleno rendimiento, Heart and Soul volvió a Europa y tuvimos a Carol Decker, la cantante, hasta en el sopa. El segundo, China in your hand, aprovechó el repentino tirón para quedarse #1 en UK durante cinco semanas. Francamente, me quedaba con el primero, China in your hand era una cosita melosa sin alma. Y ese saxo, por Elvis…

Un segundo álbum publicado en 1988, Rage -¿¡rabia!?-, y un tercero en 1991, The Promise –rota- trató de darles un ticket para meterse en la cola hacia la fama, pero, si lo saben muy bien los músicos, la historia no siempre se repite. Números de dos dígitos en los rankings, luego de tres, luego ya ni siquiera números. Porca miseria. El pánico les hizo sacar un primer recopilatorio en 1993, y otro en 1997, quemando todos los cartuchos posibles, pero… c e r o   p a t a t o.

Es cuando las cosas se ponen interesantes. Pobre mujer, como me lea, le va a dar un patatus. Intentó relanzar su carrera como actriz, pero sólo le dieron un par de apariciones estelares –de las de 4 segundos- en series TV. Luego en 2007 participó en un concurso tele basado en dúos cantando, pero con su pareja cayeron en la primera ronda. Posteriormente abrió un restaurante con su marido, pero cerró en 2012. En 2015 sacó un nuevo álbum con un antiguo T’Pau, Pleasure & Pain, pero tuvo que anular la gira antes de iniciarla por un problema con su voz.

Hace poco declaraba en una revista inglesa: “no es fácil, las radios 80 sólo tocan mis viejas canciones, no quieren poner el nuevo material. Las radios más recientes sólo quieren poner artistas jóvenes, y tampoco hay lugar para mis viejas canciones. Es frustrante”. Ya, yo te entiendo, Carol. Toma otra copa, anda.