Dieciséis años. ¿Cómo se hace para sacar un disco así con tan sólo dieciséis años? Claro que hay más ejemplos en esta industria, sin ir más lejos el inefable Justin Bieber, pero no dejan de ser puros productos marketing con toda la maquinaría y la artillería pesada detrás. Ravyn Lenae, ella, sólo puede contar ese talento precoz de las niñas crecidas antes de tiempo.

Es asombrosa la capacidad de algunas a sacar un disco tan bonito a una edad en la que normalmente se pasa el día quitando y volviendo a poner muñecas en la almohada, indecisas sobre qué quieren ser, niña o mujercita. Yo a esta edad hasta desafinaba silbando, como para cantar. Oye, tampoco tenía muñecas ¿vale?

Como todas las niñas de su edad, esta joven cantante negra de Chicago plasmaría sus estados de animo en un cuaderno secreto, escondido en un sitio en el que sus padres tenían a bien no meter sus narices. Pero Ravyn Lenae no tendría reparo en que los suyos leyeran sus historietas, miedos y esperanzas, así que decidió ponerlas música y grabarlas en un disco.

Claro que con tan poquitos años, poco tiene que contar todavía, dicho eso con todo el cariño del mundo. Y cuando una apenas ha vivido, poco cuentan de ti. Ni wiki, ni artículos, ni posts, sólo reseñas anunciando el lanzamiento de Moon Shoes, su primer álbum. Poca chicha para un Tomate cretino resacoso.

Pero su r’n’b pop soul me ha atrapado a la primera, es ligero y luminoso, suave como el terciopelo, con su voz cándida e indolente, sin los habituales artífices lascivos, su bonita cara, ese pelo imposible de leonesa recién lanzada al circo. Cruzo los dedos para que no la estropeen ni le hagan daño. Que le dejen madurar y desarrollar una carrera que se las promete felices.

Ravyn Lenae, te deseo toda la suerte del mundo. Me encanta tu disco.