Gaetan Roussel – Ginger

Capullo. Sí, tú. A estas horas te imagino o bien roncando feliz, con la baba asomando por la comisura de los labios, o bien echando risas en algún chiringuito de playa, víctima del síndrome de la exaltación de la amistad del que pronto te avergonzarás. Si piensas pasar por ambos estados, espero por tu bien que hayas empezado por lo segundo, sino olvídate de saludar mañana a tu vecina de barra. Y yo aquí, atado de noche al ordenador hasta terminar de escupir el post que estás leyendo. Para castigarte, voy directo a Francia, a rescatar a un tipo que no creo haya llegado nunca hasta aquí.

Y es una pena, porque Gaetan Roussel, alejado de los renovadores de la chanson française como Dominique A o Benjamin Biolay, es actualmente el artista franchute que demuestra lo que siempre me ha costado creer, que se puede hacer buen rock en el país vecino.

Tal vez te suene más si te digo Louise Attaque, su primer grupo allá a finales de los 90. Parece poca cosa, pero con su primer álbum, homónimo, esta banda salida de la nada publicó el quinto disco más vendido de la historia de la música popular en Francia, en 1997. Dos millones ocho cientos mil copias. Teniendo en cuenta que aquel año el país contaba con 24 millones de hogares –no te molestes en comprobarlo, yo sólo me he bebido un par de copitas de rosado de Provenza con cubito de hielo, que no falte-, podemos decir que el disco encontró su lugar en más del 12% de las viviendas galas. Ya sé que todavía tienes resaca y tantos ceros te marean, pero Fiouck te lo puede certificar, el número es de extra terrestre.

Gaetan Roussel . Ginger

Todo esencialmente debido al single que acompañó el lanzamiento del álbum, J’t’emmène au Vent –te llevo al viento-. Todo un himno al desmadre sano. Una de las canciones con más marcha que recuerde, y fuck, me conozco unas cuantas. Un tempo tremendo que invita a mover el culo como en los viejos tiempos. Enorme. [Te invito a ponerla en bucle para volver a colocar tus órganos como estaban ayer].

El grupo se deshizo pocos años después, no por los egos –siguen siendo los amigos que eran antes de ver como cien millones de vatios de focos les desfiguraba una cara eternamente juvenil-, sino por el cansancio. No vendes tantos discos en un único país sin que los medios y las giras te chupen toda la sangre y la energía. Así que un día el líder de la banda dijo basta. 2001.

Luego se lo tomó con más calma. Excepto unas cuantas colaboraciones, descansó una larga temporada –ya sabes, baba y copas-, antes de ponerse en busca del grial. Tú no lo sabes –no lo digo por los 3 gramos que sigue marcando tu etilómetro-, pero para las almas rockeras gabachas, durante más de treinta años el grial lo personificó Bashung, el más grande de todos –ya hablaré del Fioucking maestro antes de llegar al post #1.000-. Y lo encontró en 2008, cuando compuso la mitad del último álbum del cantante, Bleu Pétrole. Jo. Entre viajar por las estrellas o escribir una canción para Bashung, menudo dilema. Aunque por desgracia ya sólo nos quede subirnos al cohete.

El álbum fue un detonante, decidió que ya era hora de volver al ruedo. En 2010 sacó el primero de sus dos álbumes, Ginger. De nuevo consiguió todos los honores, premios, ventas de otra época y la simpatía del pueblo francés. Un disco de los que normalmente sólo se publican en UK. Rock no al uso. Gaetan Roussel, me encantas.

 

 

 

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