Nauru – Música muy muy muy lejana

Tú ya estás de vacaciones. No mientas, lo sé. Lo dulçón de la crema olor coco no llega hasta aquí, pero lo veo en las visitas al blog. La semana pasada te metías con el cepillo de dientes en mano, ahora lo haces a mediodía, ni duchado. Pedazo de vago, en tu tumbona despatarrado. Espero que haya un montón de niños berreando y de macarras con bazofia musical a la sombra de su Seat León. Ja, un poco de justicia para los idiotas que nos hemos quedado.

No sé en qué rincón del planeta te encuentras, pero sí sé a dónde NO has ido. A Nauru. Esta diminuta isla del pacífico, que ocupa una superficie equivalente a veinte Parques del Retiro de Madrid, ostenta el dudoso record del país que menos turistas recibe al año. Exactamente 160 en 2014. Menos que en cualquier boda española. En comparación, Somalia con sus 400 turistas, o Sudán con 5.500, parecen las San Fermines el día del chupinazo.

La verdad es que la isla no invita al fiestuki. Un solo vuelo semanal a bordo de un viejo 737 para aterrizar en la única construcción recta de la isla, dos hoteles, ninguna vida nocturna, cero capital oficial. Muchas veces soñamos con retirarnos en un rincón aislado, pero Nauru parece existir para quitarte las ganas y recapacitar.

Naoero

Una isla con una historia curiosa. Se cree saber que 1.200 años antes de J.C. se establecieron en ella doce tribus procedentes de China vía las Filipinas, que se las ingeniaron para hablar cada una un dialecto distinto. Como los partidos políticos de aquí, pero por lo menos hay bares por la noche.

Un capitán de la armada británica la re-descubrió a finales del siglo XVIII. Como siempre cuando los ingleses se meten en asuntos ajenos, se armó la gorda: estalló una guerra civil entre los autóctonos, que causó la muerte de una tercera parte de los habitantes, hasta que los Alemanes pusieran orden en 1888. Deutschland Über Alles, Merkel estaría contenta, aunque si de por sí le cuesta ubicar Grecia en su mapamundi “perfecto y sin chusma”, imagínate Nauru.

El siglo XX de la isla está ligado a la explotación de sus recursos en fosfato. Gloria y caos para un mineral que nos importa un pepino, que yo sepa. En 1974, año del pico de producción, los nauruanos eran los segundos habitantes más ricos del mundo, detrás de los saudíes, con la particularidad de que ninguno de ellos trabajaba, limitándose a (mal)gastar la renta mensual que les pagaba la empresa australiana encargada de extraer el fosfato. A partir de esa fecha, la producción empezó a bajar de forma drástica hasta su completo cese en 2003, sumando el país en una grave depresión económica, política y social.

Para remediarlo, como no, el gobierno abrió bancos fantasmas para atraer dinero sucio del mundo entero, logrando por parte de los US el calificativo de estado gamberro –ya sabes, el juego de los espejos-. Posteriormente se convirtió en una plataforma giratoria para el trafico de clandestinos con destino a Australia. Hoy estamos a la espera de ver qué nueva actividad económica se está cociendo, capacidad creativa no les falta.

¿Y la música en todo esto? Pues cero patato o casi. Me ha costado sudor –eso no es difícil, 40,5 grados fuera mientras escribo estas líneas- y lágrimas encontrar artistas locales. Después de navegar un buen rato por páginas web con diseño de 1997 –con la @ en relieve dando vueltas infinitas-, he dado con dos. Ni te digo cuánto he sufrido para localizar algunos canciones suyas en youtube. Eso sí, he renunciado a saber más de ellos, parece que la wiki no ha aterrizado nunca en la isla. Hay un tema de un tal Tawen Eita, sin título, y otros dos de Yenin Naoero. Cosas peores se han escuchado.

[No estoy seguro de que la imagen asociada al post sea realmente propia del artista, pero tú di que sí anda sé bueno.]

 

 

 

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