Creedence Clearwater Revival – Willy And The Poor Boys

Llevo mucho tiempo pensando en si dedicarle una entrada a la Creedence Clearwater Revival. Míticos, legendarios, imprescindibles, no lo dudo. Pero leí hace tiempo una declaración de su fundador, John Fogerty, en la que decía: “La Creedence Clearwater Revival fue la mejor banda de la historia tras los Beatles”, y si bien me importa un pepino el ego del músico –el rock se nutre y vive de egos desmesurados al lado de los cuales Ronaldo se parece a una ermita-, sí me preocupa que los cuatro sosos sean su referente. Me chirría profundamente.

¿Y dónde colocas tú a los Rolling Stones, Fogerty? En fin…

Pero al final me he decidido. En el fondo había un disco de ellos en casa cuando yo todavía llevaba pantalones cortos seis días a la semana y ropa dominguera el séptimo –sí, jatetú, soy de una generación en la que las mamas guardaban en una doble capa de cera y almíbar un tipo de ropa especial para el domingo, íbamos como robot con tal de no mancharnos, la tensión era agotadora-. Y el disco sonaba, sonaba, sonaba. No culparé a nadie de ello porque resulta que mi hermana lee el blog desde hace un mes.

Creednce Clearwater Revival Willy And The Poor Boys

El tomate era un poco joven para pillarle el punto. Menos mal desde entonces he tenido tiempo de reparar algunos grandes olvidos. En el caso de la Creedence, no es fácil hacerlo a destiempo, porque la banda se inscribió como ninguna otra en su época. Rescatar canciones anti guerra de Vietnam cuando estaba siguiendo la de las Malvinas requiere una mente perfectamente ordenada. ¿A qué viene esa risita tonta?

Creedence Clearwater Revival, uno de los nombres más absurdos, por ópaco, de la historia del rock. Sobre el papel no tiene significado alguno, aunque todo tiene su explicación. Creedence (fe) procedía del nombre de un íntimo de Fogerty, Credence Nuball. Clearwater era el eslogan de una marca de cerveza, aunque marcaba sobre todo su compromiso con el medio ambiente. Y Revival era una forma de anunciar el renacimiento del grupo, después de haberse llamado The Blue Velvets, The Visions y sobre todo The Golliwogs, durante años.

John Fogerty, Tom su hermano, Stu Cook y Doug Clifford. Viejos amigos del colegio, siempre supieron que la música iba a ser la puerta de salida para dejar atrás su futura condición de obrero. Pero lo que tardaron, madre mía. La banda se formó en 1958, diez años antes de su primer álbum, homónimo.

Con este disco, conocieron sus primeros éxitos, en especial gracias a su versión de Suzie Q, de Dale Hawkins, y a otra de I Put A Spell on You, de Screamin’ Jay Hawkins. Por primera vez John Fogerty pudo dejar de trabajar como mensajero del sello, Fantasy Records. El año anterior, la discográfica había cambiado de dueño por uno más rock’n’roll, Saul Zaentz, quien fue el instigador de la muda de Golliwogs en CCR, del estilo country blue grass en blues rock de la Nueva Orleans.

En 1969 la banda publicó su segundo trabajo, Bayou Rock, en el que afianzaba el estilo marca de la casa. La canción Proud Mary les propulsó en todas las radios rock de la costa oeste y en lo más alto de las listas de ventas, con un millón de copias vendidas en poco tiempo. En los pocos años siguientes, el tema será versionado por los más grandes, desde Ike & Tina Turner hasta Dylan, pasando por el mismísimo Elvis. Antes de entrar en la nueva década, CCR era considerado como el grupo más popular en los US, por ello fueron incluidos en la programación del festival de Woodstock. Pero cuando les tocó subir al escenario, era ya muy tarde y sólo quedaba un público de sonámbulos alelados. Furiosos, se negaron a aparecer en la película que se sacó sobre el acontecimiento.

El mismo año, salió el tercero, con dos nuevos singles que marcaron su época, Green River y Bad Moon Rising, aunque ninguno pudo subir hasta el #1, bien por culpa de Get Back de los Beatles –francamente, para echarse a llorar…- o Honky Tonk Woman de los Rolling Stones –ahí sí, juas-.

En enero de 1970, publicaron Willy & The Poor Boys, cuarto y mejor álbum de CCR, en el que exploraron y reiventaron toda la música americana, soul, rock y bluegrass. Un disco ejemplar a contracorriente de la tendencia de la época, que buscaba efectos especiales y sofisticación –en especial debido al Wall of Sound de Spector-, cuando CCR ahondó en una música sin ningún artificio. El disco figura en el #392 de la lista de los 500 álbumes más grandes de la historia, mientras que su canción estelar, Fortunate Son –crítica acerba contra la élite que apoyaba la guerra en Vietnam siempre y cuando no les afectaba a ellos, en especial a su prole-, está en el #99 de la misma lista para canciones.

El disco marcó el apogeo de la banda y el inicio de su declive. Se separaron en 1972 después de grabar otros tres álbumes de estudio. Cuarenta y tres años después, John Fogerty sigue en activo, toca de vez en cuando para antiguos combatientes de Vietnam, aureolado de su condición de leyenda viva del rock US. Aunque hay indicios serios de coco bobo, me refiero a la frase arriba mencionada. Ays… con lo que has sido Fogerty.

 

 

 

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