Mientras lees estas líneas, hoy miércoles catorce de enero de 2015 y digamos que, con mucha casualidad, entre las 11h y las 13h hora de Madrid, tú, forofo del Atleti o del Madrid, votante de Podemos o del PP, comedor de tartare de buey o de bistec muy hecho, bebedor de whisky coca o de gin tonic, pro montaña o loco por la playa, café con o sin azúcar, incondicional del negro o del rojo, fanático del bic cristal negro o del naranja azul, hijo del sol o de la lluvia, oyente de Radio 3 o de Los 40, lector de Marvel o de Carlos Giménez, seguidor de TV1 o de La Sexta, defensor de iOS o de Android, fan de los Rolling Stones o de los Beatles, yo, Fiouck el Tomate cretino, estoy jugándome el cuello en una reunión crucial y vital para mi [ponlos en el orden que más rabia te de] cartera – autoestima – salud – paz interior.
Lo digo para que no te esperes un post tan genial como los anteriores 705. Hoy, por ayer, a dieta todos. Son muchas las cosas que he de hacer antes de sentarme frente a los ogros –¿serán orcos?-. Me invitarán a comer o me comerán crudo? Habrá morcilla o me chuparán la sangre? Me harán preguntas tontas o seré tonto?
Pero no por saltarme la entrada de hoy he de poner música mala, todo lo contrario. He dado con una pequeña joya, te va a encantar. Se llaman Silk Rhodes, son de Baltimore, tocan una música a caballo entre el soul más delicado y fascinante –Pains– y el funk más saltarín y alegre –Face 2 Face-. No sé mucho más, y aún teniendo todo el tiempo del mundo, creo que no hubiera encontrado mucha más info. Acaban de empezar su andadura y además parecen muy recelosos de sus canciones, sólo he encontrado dos temas del álbum homónimo publicado hace mes y medio.
Silk Rhodes, acuérdate. Dentro de veinte años dirás, «a Silk Rhodes les conocí gracias a una hortaliza parlanchina, una que tenía un nombre raro, algo así como Fiouck, ¿qué fue de él?«. Tsss, eres mala persona.