Hoy tengo mala leche, a veces me pasa, a veces te pasa, a todos nos pasa, sobre todo si eres chica. Ja, vale lo admito, esa es fácil y no me honra, pero qué se le va a hacer, tengo mala leche y busco cabezas de turco. Australia por ejemplo. Estoy de este país y sus habitantes hasta el gorro. Un gorro triturado por un puto canguro con pinta de cretino congénito.

Australia es arena rodeada de agua salada, convoyes de camiones kilométricos para llevar millones de trajes de baño de una costa a otra, una roca roja en medio de ellas, y poco más. Y para poblar un territorio tan grande como quince veces España, tan sólo veintiún millones de tipos con cara boba, sombrero del oeste y pantalones cortos, que se pasan los fines de semana dando besos a cocodrilos con aliento dudoso. Y claro, más del doble de marsupiales idiotas. Hoy sueño con ser Myke Tyson para pegar unos cuantos soplamocos a unos de estos bichos montados sobre muelles justo cuando rebotan felizmente. ¡Pum! Así, un buen puñetazo seco. A ver si se deja de hacer el gilipollas y se queda quietecito.

Coño con los canguros, me sacan de quicio.

Pensaba que desahogándome con estos animalitos del diablo se iba a escapar Courtney Barnett. Pero no del todo. Esta artista de Melbourne es una ñoña grunge, callo antípodo al que le sobran veinte kilos.

Por lo demás, mola su música.

Hala, ve en paz, libérate de tu ira, be cool man, relax. Luego ya sabes, mamporro al canguro, zumito y a misa.