¿Qué fue de la primavera árabe y los brotes de esperanza que representaba para una población harta de los barbudos necios y la falta de libertad? No creo que la pregunta –para la que no tengo respuesta- sea tendenciosa, defiendo la idea de que las aspiraciones eran las que evoco. Sólo me da la sensación de que no han servido para mucho, aunque espero equivocarme. Hoy quitando alguna excepción como Túnez, parece que la situación, lejos de mejorar, ha empeorado. Es más, ni ha reforzado nuestro propio apego por los valores democráticos, aquellos que tanto nos envidiaban los que han muerto en las calles de las grandes urbes árabes. Basta con mirar el auge en Europa de los partidos xenófobos, populistas y nacionalistas. No aprendemos de nada, qué vergüenza.
A pesar de todo, algunos siguen luchando, cada uno a su manera, dentro de un entorno más o menos duro, según el país en el que se encuentren. Si eres asiduo del blog, recordarás esta maravillosa iniciativa de una escuela de rock para chavales en pleno Kabul, Rock School Kabul, financiada con fondos del Banco Mundial y de la ONU, pero también gracias a pequeñas aportaciones privadas.
Mashrou’ Leila lo tiene un poco más fácil. Este grupo de rock alternativo ha crecido en Líbano, el país de oriente próximo y medio más “parecido” –salvando distancias- a lo que entendemos por democracia, debido a que una parte importante de su población –no mayoritaria pero significativa- es cristiana, y por su historia reciente, marcada por una relación estrecha con Francia. Aún así, ser rockero en Líbano no es el oficio más fácil. Sobre todo considerando que uno de sus miembros es gay, en una región donde la homosexualidad está tajantemente prohibida. ¿No declaró solemnemente Ahmadineyad una vez, que en Irán no había homosexuales? Mamarracho.
La banda nació en 2008, dentro del departamento de Arquitectura y Diseño de la Universidad Americana de Beirut. Juntaron esfuerzos, ganas y talento cuatro amigos: Firas Abou-Faker, Hamed Sinno, Carl Gerges y Haig Papazian. El año siguiente, sacaron un primer disco, que rápidamente conectó con la juventud libanesa. Se desmarcaron por cantar en árabe y tener su propio repertorio. Hamed Sinno, el autor de las letras –y el homosexual del grupo-, no se cortó nada a la hora de denunciar y reclamar. Incluso se atrevió a mencionar claramente su condición de gay, en tres canciones. El grupo afianzó poco a poco su faceta de estandarte o “portavoz” de los jóvenes, y se inscribió directamente en la lucha por las libertades individuales tan anheladas por una juventud ansiosa por decidir por sí mismo. Parecen palabras vacías y facilonas. Pero piénsalo. No olvidemos los fundamentos.
Desde entonces son el grupo de rock alternativo árabe más popular, si bien todavía apenas aparecen en los medios oficiales, tiempo al tiempo. Sin embargo, se benefician de un régimen libanés que no censura por defecto, cada vez que sacan un nuevo álbum, no tienen que someterlo previamente a ningún organismo que vele por el decoro. Desde hace poco, han pasado a escribir la letra en árabe clásico, para poder captar a un público más amplio, ya que el árabe que se habla en Marruecos o Egipto poco tiene que ver con el árabe iraquí o sirio.
Te dejo con varias canciones ilustrativas de su obra. Las dos primeras son de su último álbum, Raasuk, que se publicó a finales de septiembre. Geniales. Rock con sonidos orientales y zíngaros, especialmente la primera, que parece sacada de un disco de Gorán Bregovic. Hay mucho talento y originalidad, me encantan. Larga vida, Mashrou’ Leila. Dadnos una lección.
Me han encantado, cierto que una no entiende el idioma, pero son magnéticos y elegantes. Larga vida a Mashrou’ Leila.
Pues sí, estoy muy contento conmigo mismo por haberlos descubierto 🙂