Es curioso ver cómo llega hasta aquí una parte de la audiencia del blog. Después de 438 posts, la mayoría llega desde google, cómo no. Y de estos, casi todos después de buscar algún grupo o disco que yo haya publicado. Pero de vez en cuando alguno derrapa hasta undia-undisco buscando, creo entender, otros placeres. Más… carnales, digamos. Ayer, entró uno que había tecleado en google “sexy fioucking girls”. Me parto. Fiouck es un tomate verde, no una sexy girl pasándolo bien. Otros que derrapan bastante, esta vez con su música, son los de Gallon Drunk.

Veinticinco años llevan en la carretera. En su caso nunca mejor dicho, porque su música huele a motos polvorientas, bikers barbudos y casco de soldado alemán, un 666 pintado en la chupa de cuero, pasajeras con shorts de vaquero y piernas interminables, latas de cerveza tiradas en la calzada cual pulgarcito barrigudo y ebrio. Los amos del rock garage tribal ácido y chiflado, con aroma a blues grasiento y punk nervioso. Ocho álbumes han sacado ya, todos en esta misma línea. El último, The Soul of The Hour, se acaba de publicar hace un mes. Sube el listón un poco más, si cabe. El disco lo abre una enorme canción de más de nueve minutos, Before The Fire. Tarda en arrancar, hay que ser paciente, pero al final todo se abrasa.

Idónea para un domingo sin milagro, el sol se nos ha ido. Venga, sube el volumen, si tienes otro amplificador sin servir, vuelve a enchufarlo, esto se escucha a tope. Luego ya sabes, zumito y a misa.