Keith Richards – Trouble

Sgt. Peppers es un batiburrillo de basura”. Aunque bien podría ser, no lo he dicho yo, y eso que nunca me he cortado a la hora de hablar mal de los cuatro sosos de Liverpool. Para muchos es como una blasfemia, simplemente porque de pequeño les dijeron que los Beatles eran los más grandes –esto no es una blasfemia, sólo una impostura de dos duros-, y “no vayas a ensuciarlos que te lavo la boca con jabón”. Ya, y un jamón.

Na. Lo dice Keith Richards, de los pocos que se lo pueden permitir sin que le llueva cantidad de sacos de mierda vertidos desde el anonimato de las redes sociales. Y si llueven –que lloverán-, le importará un pepino. Porque a sus 72 años, de los que 53 como Stones, el Keith impone, lo quieras o no, fan de los Beatles. A tan sólo un peldaño de Mick en la historia del rock’n’roll, pero cien por delante de cualquier otro. Y seamos exactos, también añadió que en su día también lo fue, basura, Their Satanic Majesties Request, álbum mítico de los Stones de 1967.

Que conste que esta entrada no es sobre los Rolling Stones, EL grupo. Ya vendrá, aunque me da el yuyu pensar en qué contar que no sepas ya. Keith Richards se merece un post aparte. Inicialmente, y pensando que un día le llegaría el turno a los Rolling, tenía previsto hacer una reseña cortita aprovechando sus declaraciones, una de estas que me permiten tachar un día más del calendario undia-undisco.net sin despeinarme. Pero volviendo a leer sobre él, me dije “Tú estás tonto Fiouck,¿no te basta con ser un cretino?”.

Keith Richards - Crosseyed Heart

Keith Richards es un icono. La encarnación del Rock como actitud de vida. Probablemente más que Mick, caído hace ya mucho del lado fashion de la música. Marcado por más de cinco décadas de excesos de todo tipo –más de un capo de la droga le puede dar las gracias, especialmente por estas villas espantosas de mal gusto que se construyen en multitudes de costas del mundo copiando a los mafiosos rusos-, sigue siendo el amo del riff, por mucho que algunos se atrevan a decir que es un guitarrista mediocre. Si él mismo lo dice, “existen cientos de guitarristas mejores, más talentosos y virtuosos que yo”, pero el Tomate siempre lo ha dicho, tocar es casi lo de menos, el rock no es un concurso de Tele5. El rock es vida y hay que amar esta vida para construirse una leyenda, mientras que grandes guitarristas sólo aman a su instrumento.

El riff de I Can’t Get No Satisfaction es él, y sólo por esto tiene pasaporte vitalicio para la gloria y lo que siga después de que se nos vaya. Recuerdo perfectamente, cuando era pequeño, escuchar los primeros acordes saliendo del juke box de mi lugar de vacaciones y decirme, “cool man, cuatro minutos de buena música”. ¿Decía cool man? Lo dudo, en todo caso no había ningún taco, era muy pequeñito.

Su particular relación con Mick Jaegger, mezcla de un respeto infinito y un odio más que probado, es la piedra angular de la mayor banda de rock de todos los tiempos. Lo resume así: “Quién dijo que había que ser amigos de por vida, inseparables y de acuerdo en todo, para que una relación como la nuestra pueda perdurar?”. Y luego añade, por si acaso. “Esta oposición entre él y yo es ínfima comparando con lo que nos une”. Ays, ¿bonito eh?

Les une el haber compuesto juntos algunos de los más grandes temas de rock. No por nada tienen catorce en la lista de las 500 canciones más importantes de la historia de la música popular de la revista que lleva su nombre. A Keith le vino el gusanito por la guitarra siendo muy joven, gracias a un abuelo músico, que le regaló una guitarra con la que se mató a tocar Malagueña. He mirado un poco, creo que se refiere a la canción de Gloria Lasso, de 1956. Este mismo tema que tocó en la habitación del hospital donde su madre se estaba muriendo.

Desde los primeros acordes de blues en 1962 entre Jaegger, Jones, Stewart y Richards, hasta las millones de entradas vendidas en pocos minutos en cada ciudad de la última gira de 2014, ahí está Keith, de pie, con una clase de infarto, sosteniendo los egos y centrando el grupo en lo que mejor sabe hacer: rock’n’roll.

El próximo 18 de septiembre se estrena el tercer álbum en solitario del guitarrista, Crosseyed heart, el primero en veintitrés años. Fue en una de las primeras entrevistas promocionales cuando soltó lo de Sgt Peppers. Algunos pensarán que necesita hacer ruido para vender. Pero francamente, con 72 años y 400 millones de discos vendidos con su banda de toda la vida, ¿alguien se cree que necesita provocar para atraer los micrófonos? Anda ya… total, poco se sabe todavía del disco, sólo se puede escuchar Trouble, el primer single. No hace falta que te diga a quien suena. Rock’n’roll.

 

 

 

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