Y yo que pensaba que todos los gruñones del mundo se encontraban en Francia desde que el hombre es hombre. Pero se ve que este gen tan galo ha mutado y ya se ha convertido en virus, y sin que nadie se inmute, sin que los medios se abalancen sobre él, está contaminando a cada vez más españoles, vinagrosos y cascarrabias. Salir a la calle y reclamar es sano y necesario, gruñir en su barba es feo y triste.
¿A qué me refiero? A la acogida que ha tenido muchas veces la aventura de Rosetta y su pequeña extensión saltarina, Philae. Cuántas veces he oído “para qué sirve” y “con lo que ha costado” y un sinfín de mezclas de ambas preguntas. Como me separa del conocimiento científico una distancia mayor que la que hay entra la Tierra y el cometa Chury, no enumeraré la lista de “beneficios” que traen los grandes programas espaciales. Bastaría con preguntarles a todos los investigadores de CSIC, del Instituto de Astrofísica de Andalucía, el INTA y la Universidad Politécnica de Madrid que participaron en su día en algunos de los instrumentos embarcados a bordo, concretamente Osiris y Giada. O bastaría con pedir su opinión a los ingenieros de Deimos Space, encargados de calcular la ruta de la sonda Rosetta desde su salida de nuestro planeta hace diez años. 6,5 miles de millones de kilómetros, sin Google Maps. Y a una multitud de organismos y empresas españolas más…
España aportó el 7% de los mil tres cientos millones de euros que costó esta misión europea, nacida en 1993 después de la retirada de los US en un proyecto mixto. No te molestes, lo he calculado yo: supone un desembolso por español de 9 céntimos al año. 0,09 € / año.
En serio, ¿es esto mucho dinero? Hagamos la lista de las grandes inversiones realizadas en este país en los últimos veinte años, y vemos cuáles han sido útiles –¡según qué criterios!-, ya que parece ser este el fondo de la cuestión.
No, el fondo de la cuestión no es este. No se puede resumir a un mero cálculo financiero. ¿Cuántas veces hemos tenido ocasión de sentirnos fascinados por un experimento común a quince países? ¿Cuándo fue la última vez que miraste a Europa sin ganas de volver a tus fronteras y la peseta? Y sé sincero, ¿cuándo fue la última vez que te sentiste orgulloso del ser humano?
Y la magia, ¡qué pasa con la magia! Porque la magia operó, sí señor. Resulta que Rosetta traía un pequeño instrumento llamado Rosetta’s Plasma Consortium (RPC) que ha permitido descubrir que el cometa Chury emite una misteriosa canción. Los científicos que están analizando los datos no se lo esperaban y siguen sin explicarse el origen de este particular sonido. Digamos que no canta, sino que emite oscilaciones en el campo magnético que rodea el cometa. El oído humano no lo captaría, ya que emite en una franja de 40 a 50 megahercios. Ha tenido que ser aumentado 10.000 veces. Luego lo pasaron a un mp3 y lo colgaron en Soundcloud. Así de sencillo y maravilloso.
Fiouck el tomate espacionauta te la ha traído. Me he permitido ponerle nombre a la canción conocida más vieja de la historia, 4,6 miles de millones de años. Intacta desde entonces, nunca contaminada por Pitchfork ni la industria musical. Un milagro de canción.
No olvides cuando vayas a escuchar el primer hit espacial, el cometa está 500 millones de kilómetros. Un sueño mágico.
sin ningún genero de duda,no se puede poner el listo mas alto…
a qué te refieres?
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