Dicen que algunos madrileños están alquilando hoy -por ayer- sus balcones, debido a su privilegiada ubicación. Ofrecen vistas al Palacio real y la representación del día, espectáculo ubuesco de dos niños grandes jugando a ser rey. Mil euros se alquila la porción de barandilla de viejo hierro pintado de negro. Este mundo está loco. Yo desde mi terracita, veo un parque, hermoso. Hay olivos y almendros, jaras, retamas, romeros, adelfas, lilos y laureles. También granados, membrillos y madroños. Y en cada uno de ellos, pájaros aguardando felizmente la próxima llegada de retoños, que habrá que alimentar con gusanos hartitos. Vente a verlo, es gratis. Nos tomaremos una copa de Rosé de Provence, humilde brebaje de los auténticos reyes, nosotros. Pondré Ben Khan de música de fondo. Impecable combinación.
Qué lirismo Fiouck, se ve que hoy –por ayer, ya ya- es festivo y tienes un poco más de tiempo. O será que del Ben Khan en cuestión hay tan poco que decir que alargaste la introducción excesivamente? Discrepo su Señoría, hoy es un día ajetreado, acaban de nacer nada menos que siete gorriones y nueve pardales y los gusanos han salido a la alameda con pancartas, aunque resignados.
Fiouck, cansino, al grano.
Ays. Qué dura es la vida del bloggero arrepentido. ¿Quién es Ben Khan? Y yo qué sé. Un yogurín, londinense, que acaba de publicar su primer EP de cuatro temas, logrando convulsionar el mundillo electro indie pop r’n’b con una propuesta brillante de alumno aventajado de la gran universidad del rock’n’roll inglesa. Tiene pinta de niño bien, podría ser el perfecto wasp repeinado de no ser por sus orígenes indios. De cachemira exactamente.
En tres meses ha logrado la increíble cifra de medio millón de escuchas en soundcloud. ¿La próxima estrella de la electro pop de UK? Habrá que ver si las ventas siguen el interés demostrado por los internautas y los medios, al acecho. ¿Se estampará contra el muro o logrará su propósito de “renovar la pop y hacer que la gente pasiva abra su mente y descubra otra forma de entender la música”?. Lo dice sin pretensión, el chaval de veintidós años es discreto, de momento no le han pillado.
La verdad es que las cuatro canciones, más allá de si son buenas o no –que lo son- ofrecen una variedad de sonidos y una originalidad en la composición que lo sitúan a la primera un peldaño más arriba que muchos grupos ingleses del gremio electro pop. Bajo funky, batería r’n’b, melodías soul, síncope electro, el chaval tiene mucho talento. Ben Khan, apunta su nombre.