Nudozurdo – El Hijo De Dios

Siempre me han gustado las canciones largas, estas que pasan de siete, diez o doce minutos. No hablo de canciones que se estiran por estirarse –como el maldito chill out soso-, hablo de canciones que no aburren, renovándose o manteniendo el hilo intacto, incluso después de muchos minutos. Cheikha Rimitti, cuyo Unreleased Tracks From Sidi Mansour ya fue publicado en este blog, llega a 19’39” con Lillette El Ouihda. Niagara, combo alemán bastante desconocido –sólo se escuchaba en la Sala Sol de Madrid, los días buenos- llegó a 20’43” con el tema Malanga –aunque el bueno era Sangandongo, que sólo llegaba a 19’13”-. Hace falta mucho talento para componer temas que duplican o triplican la duración a la que estamos acostumbrados sin provocar rechazo. Fue la radio quien impuso el estándar. Los responsables de antena, por temor a perder su audiencia, fijaron hace décadas la duración máxima aceptable en tres o cuatro minutos. Idiotas, si el problema no es la duración, sino el aburrimiento que provoca la mayoría de las canciones que emiten. Cuando hay talento, originalidad, coherencia en la propuesta, cambios en el ritmo o la orquestación, no hay problema en llegar a siete o diez minutos, ¡o más!. Por un instante, olvídate de música, piensa en tu pareja -¿no tienes? te jodes-, acaso en determinados momentos no apetece estirar hasta el infinito los placeres? La música es igual, a veces la duración sí puede ser sinónimo de deleite, de sonrisa tonta, de palabras absurdas pero deliciosas.

Sintetica

En 2008, Nudozurdo, banda española “indie” –ays con esta palabra-, sacó su segundo álbum llamado Sintética, y aunque no llegó a la misma fama que otros grupos de la escena rock vetusta renovada de este país, sí se forjó cierta reputación de grupo íntegro y talentoso. El disco rebosa calidad, y eso que no me suelen gustar los grupos que cantan en español –lo queramos o no, el rock se canta en inglés-. Y en medio de los nueve temas que lo componen, en especial un Ha sido divertido, grande, proponen una canción de casi ocho minutos, con un nombre que suele irritar por pedante, El Hijo De Dios, guitarra hipnótica, tempo repetitivo, letra hablada más que cantada -vete tú a saber lo que se tomaría el autor aquel día-, pero que logra su propósito, crear una atmósfera agobiante aunque luminosa, en la que el tiempo importa poco. Me chifla.

 

Escucha El Hijo de Dios, de Nudozurdo

 

3 comentarios en “Nudozurdo – El Hijo De Dios

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