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¡Feliz cumpleaños Blog & Fiouck!

7 de febrero de 2013 – 6 de febrero de 2014. ¿Quién lo hubiera dicho? ¡Yo no! El blog no arrancó con esta idea de perdurar tanto, sólo quería aprender a manejar ciertos productos y entornos. La verdad es que al final estoy contento, aunque a veces me suponga una tortura entregar un post diario. Aparte de que fundamentalmente no he aprendido nada. Me sigue sonando a chino Twitter, tengo una cuenta FB de risa (si te quieres apuntar, https://www.facebook.com/Fiouck), y de WordPress sé lo justo para que no te falte tu ración diaria de música contada a mi manera. En todo caso me merezco una tarta –de fresa y masa quebrada, sin crema pastelera en el fondo ays por dios- con una velita, y una copita de champagne, mientras pongo yo la música de fondo. Una canción homenaje a mi mismo, ya que estamos de celebración.

I’m Not In Love, de 10cc. Claro que hay que tener cierta edad, no tanto para conocerla, sino para que te provoque algo. Esta canción no faltaba nunca en las series de lentos de nuestras fiestas de adolescencia. Momento privilegiado y anhelado por todos, que por lo visto ha desaparecido por completo. Según mi hija –veinte años- esto del lento no se hace nunca, le suena a horterada de viejos y cuando trato de explicarle la finalidad, contesta que “para ligar, papa, tenemos Facebook” -y vete tú a saber qué otros servicios on-line. No, no entraré en el debate de si se trata de un regreso o si es una pena, es así, qué se le va a hacer. Recuerdo que con I’m Not In Love y Hotel California de Eagles, nos dábamos una oportunidad -muchas veces vana- de conocer la emoción irrepetible del beso furtivo. Y cuando lo contabas al día siguiente en el cole, los dos segundos y ocho centésimas se convertían en cuatro minutos y diecisiete minutos sin respirar. Qué crack este Fiouck. Qué mentiroso pensaba yo. Pero como todos tendíamos a pintarlo bonito, no pasaba nada.

I’m Not In Love  y sus 6’08” de duración daban para mucho, casi lo mismo que los 6’30 de Hotel California. Nos encantaban estos dos temas, ante todo porque eran con creces los más largos. Luego rebosaban romanticismo e invitación a ser un hombre por fin, juas. Yo con menos de seis minutos no tenía ninguna posibilidad, oye uno es como es. Así que 10cc me daba un extra bonus de 8 segundos para conocer la gloria. Ellos sí la conocieron, por lo menos económica.

En aquella época, la banda tenía como líder a Graham Gouldman, un súper dotado de la producción musical, que con veinte años ya había firmado varios éxitos para The Yarbirds –For Your Love-, The Hollies y sobre todo para Herman’s Hermits con el mega hit No Milk Today, de 1966. Con su amigo Eric Stewart, montaron un estudio en 1968 que se convirtió en un fábrica de súper ventas. Después de servir en bandeja varios de estos éxitos a terceros, decidieron trabajar para ellos mismos, probando suerte con un primer single experimental, Neanderthal Man. Pum Pa, dos millones de copias vendidas en 1970. En 1972, montan 10cc, publican dos álbumes brillantes, antes de conocer la susodicha gloria con el tercero que contenía el lento más deseado por millones de chicos y chicas de mi edad. Se cuenta que antes de publicarlo, estando bajo contrato con el sello de Jonathan King, invitaron a gente de Mercury Records, que les estaba presionando para firmar con ellos, a que escucharan lo que iban a sacar. Los ejecutivos de la discográfica, después de escuchar I’m Not In Love, sacaron la chequera y dijeron. “Esto es una obra maestra. ¿Cuánto dinero, ¿qué queréis? ¿Qué tipo de contrato queréis? Os daremos lo que sea, pero queremos firmar.» Firmaron el contrato y un cheque de un millón de dólares de adelanto. Nadie se arrepintió.

Ni yo; un día por fin me dieron ese beso furtivo. Aunque no tengo ni la más remota idea de cómo era ni cómo se llamaba. Porca Miseria.