El once de octubre de 1963, un día después de su fallecimiento, se anunció la muerte de Edith Piaf, la artista francesa más grande del siglo XX. Hoy hace cincuenta años. Su amigo desde muchos años atrás, Jean Cocteau, poeta, dramaturgo y cineasta, figura literaria e intelectual de la post-guerra, declaró aquel día: “El barco se está terminando de hundir. No he conocido nunca a una persona tan desprendida de su alma. No entregaba su alma, la regalaba, tiraba oro por la ventana”. Después de pronunciar estas palabras, Jean Cocteau se murió también, pocas horas después que la cantante.
Al día siguiente, mientras más de cien mil personas aguardaban silencio frente al cementerio del Père Lachaise de París para el entierro de “la môme Piaf”, la iglesia apostólica romana le denegó un funeral religioso. Declaró vía el Osservatore Romano que había vivido “en el pecado público, como ídolo de la felicidad prefabricada”. Durante semanas, esta edición del diario del vaticano colgó de un clavo en el baño de miles de casas de Francia, para las necesidades fisiológicas matutinas de sus habitantes.
Edith Piaf. El music hall y sus focos, las lentejuelas, el champán, los amores extravagantes, las pasiones devastadoras, los flash y los micrófonos, las portadas a todo color, canciones míticas, actuaciones legendarias, el dinero que llueve, la aparente revancha sobre el destino, la gloria para la eternidad.
Luego baja el telón, y qué queda? Desgracias, una vida de tremendas desgracias a lo Dickens, y dolores, mil dolores, y desamores, depresiones, enfermedades.
La leyenda cuenta que nació en el portal de un edificio de un barrio del norte de París, pero no fue así, nació no muy lejos, en un hogar, en la más absoluta pobreza. Su madre, alcohólica, no se ocupaba del bebe –cuenta la leyenda que en los biberones había más vino que leche-, por lo que fue dada en adopción a su abuela materna. Pero ella resultó más incapaz aún, Edith Piaf no supo lo que era ni el agua ni el higiene más elemental mientras se quedó con ella, por lo que la acogió en su casa su abuela paterna, una Madame de burdel, donde las prostitutas se encargaron de darle amor y cuidado a la pequeña.
Con 7 años se quedó ciega. Su abuela y las prostitutas se fueron hasta Lisieux, para visitar la tumba de Santa Teresa –una de las más ilustres santas del siglo XX, aunque menos que Amy Winehouse-, y volvieron con tierra del cementerio, que colocaron en los ojos de la niña durante una semana. A los 8 días, recuperó la vista, una de las pocas alegrías que conoció la artista en su vida –como anécdota, resulta que Edith Piaf y Santa Teresa eran primas muy lejanas-.
Con diecisiete años, se enamoró y se fue a vivir con su novio, con quien tuvo una hija, Marcelle, que falleció a los dos años, posiblemente de una meningitis. Con veinte, cuando estaba cantando en la calle para ganar algo de dinerillo, la descubrió un tal Leplée, dueño de uno de los cabarets más conocidos de Paris. La contrató, tuvo éxito inmediatamente, grabó su primer disco, pero poco después se descubrió a Leplée asesinado en su domicilio parisino, y el escándalo la echó de nuevo a la calle.
Durante algunos años, parece que la mala suerte se alejó. Se convirtió en la embajadora de Francia allá por donde cantaba, el país la idolatraba, vivía romances con nombres ilustres de la canción y las letras, compró un hotel particular cerca de París, y conoció al gran amor de su vida, el mítico boxeador francés Marcel Cerdan, con 33 años. Un año más tarde, Cerdan murió en el accidente del avión en el que viajaba para ir a verla a Nueva York. El avión estaba lleno, no debió subirse, pero al reconocerle y conocedores del motivo de su viaje a Estados Unidos, una pareja de viajeros le cedió su asiento.
Piaf se hundió en la depresión, sintiéndose culpable de la muerte de su amado; al mismo tiempo empeoró su salud, en especial por la poliartritis, acumulando enfermedades que le obligaban a tomar dosis cada vez más altas de morfina. Con 36, entabló una nueva relación amorosa con un ciclista, pero no duró, hecho que la devolvió a la depresión. Con 37 volvió a enamorarse de un cantante, Jacques Pills, con el que conoció de nuevo pero sólo por un tiempo algo de felicidad. Se desintoxicó, volvió a reinar en todos los escenarios, triunfó en el Carnegie Hall, se divorció, se enamoró de Georges Moustaki, casi murieron los dos en un aparatoso accidente de coche, se separaron, ella pasó por el quirófano múltiples veces por una salud cada vez más deteriorada, pero nuevamente encontró la fuerza para volver debajo de los focos.
Con 45 años dio una serie de conciertos en el Olympia de París, mítica sala de conciertos al borde del precipicio financiero, interpretó allí por primera vez la maravillosa Non, Je ne regrette rien, salvó el establecimiento de la ruina, pero volvió a tomar morfina para aliviar sus tremendos dolores. Con 46 se casó una última vez, con un cantante veinte años más joven que ella.
Hasta el día de su muerte, el diez de octubre de 1963, en Plascassier, a las afueras de la ciudad de Grasse en la costa azul francesa, en los brazos de Danielle Bonel, su fiel secretaria y confidente desde los primeros días. Hemorragia interna, el cuerpo arruinado por sus excesos de alcohol y morfina. Su joven marido repatrió secretamente el cuerpo a París, y sólo hizo oficial el fallecimiento al día siguiente –esto explica que muchas biografías de la artista tienen el once de octubre como fecha de su muerte-.
Dolor y desgracias, que la gloria y la pasión no compensaron. Aquel día, Francia se tambaleó, un pilar de 1,47m se acababa de derrumbar. Luego la Chanson Française ya no sería nunca más la misma.
Escucha algunas de las canciones más famosas de Edith Piaf
me encanta tu blog, es el complemento perfecto para mi ecléctica discoteca, fiel reflejo de una pasión en la que soy capaz de hacer convivir a sonny rollins y rage against the machine con laura pausini y miliki. Gracias por todo esto.
Muchas gracias, fiel lector. Oye, si te sientes inspirado, mándame posts de vez en cuando, que a mi últimamente me cuesta un riñón encontrar tiempo para escribirlos 🙂
Y eso de comentar a las 5h06 de la mañana no es bueno para la salud!
Es bueno para la salud de mi perra 😉 Y nunca me atrevería a tratar de emular tus posts. Recomendaciones de discos, si acaso, puede. O links de los que me llegan a diario, como este de ahora mismo:
Bah, no es tan dificil, eliges a un artista que te inspira, y cuentas el por qué, con un poco de sorna y una pizca de mala leche. Bienvenidas sean todas las recomendaciones, a veces me cuesta más encontrar el grupo del día que escribir el post…
Fijate, no conocía a la del vídeo, fabulosa…
no… si lo bueno es el guitarrista, jajajja. No me tientes pidiendo que se me salen las recomendaciones por las orejas. Uno de mis últimos descubrimientos es Nicole Henry. Youtube y spotify están llenos de cosas suyas y yo la vi por casualidad en un garito en madrid hacer uno de los mejores conciertos que he visto en mi vida y he visto muchos, te lo aseguro.
Me sumo a las felicitaciones de peepjordan. Entro todas las mañanas a ver qué nuevo grupo conozco o qué canción vuelvo a recordar y todo ello contado magnificamente. No imagino de dónde sacas tiempo para no faltar a tu cita diaria.
Vaya, dos comentarios buenos en pocas horas, lo nunca visto en este blog, me hacéis sonrojar 🙂
El tiempo? No lo sé, a veces me condiciona por completo el día, pero en fin, la música es una droga legal, le mantiene a uno vivo.
Creo que este era el post 246, faltan 754. Una nada…:-)
Sobre todo me preocupa haber escrito ya sobre un montón de grupos y artistas que me encantan, no sé si me quedan otros 754 para cumplir con el reto de llegar a 1.000!!
Pues suma una tercera!
Edif me devuelve al pasado, a mi niñez, a los sábados por la mañana mientras ayudaba a mi madre a recoger la casa…
La escuchaba cantar en voz alta «Non, Je regrette rien» en bucle, mientras mi padre la miraba fascinado con una amplia sonrisa en sus labios…y sin entender lo que significaban aquellas palabras, me emocionaba.¡Qué recuerdos!
Sólo la música provoca esto, ¿verdad?
Oye, a ver si me vais a dar más trabajo con tantos comentarios 🙂
Fiouck, suscribo lo dicho en el resto de comentarios, te leo desde que me lo recomendó Guillemmette, y este ha sido uno de lo mejores posts que has escrito.Tambien me trae buenos recuerdos familiares de sabado por la mañana.
Muchas gracias! Buf, ya no sé qué decir, jajaja
Dile a Guillemette que se equivocó en el día de mi cumpleaños, te vas a reir 🙂
me pregunto a cuántos de aquí nos ha metido Guillemette, vas a tener que hacer una fiesta en su terraza, invitarnos a todos y pincharte unos temitas guapos, jejeje
Hoy parece que es mi dia! Besos a Fiouck, Pachi Macho y Pepe. En cuanto a tu cumple Fiouck, no pienso hacer ni un comentario al respecto. Ahora, todos a escuchar de nuevo a la Mome Piaf.
y la fiestaaaaaaaaaa?????????
Vendra, hijo, vendra. No temas y ten paciencia.
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